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lunes, 14 de marzo de 2011

TSUNAMI

El pasado jueves nos sobrecogió una noticia terrible, un terremoto de magnitud 8.9 en la Escala Richter asoló japón, provocando así mismo un Tsunami (también llamado maremoto)que ha asolado la costa este del país, dejando un número indeterminado de fallecidos, desaparecidos y desplazados.
En la sociedad de la comunicación en que vivimos, podemos saber casi al instante los avances, acontecimientos, sucesos, noticias,ocurridos en cualquier parte del mundo. Nos hemos convertido en una sociedad que consume información de la misma forma que consumimos los recursos naturales que nos rodean.
Nos sobrecogen los relatos de supervivientes que aparecen despues de 48 horas del suceso; nos abruman las imágenes que llegan a nuestros dispositivos móviles; la crudeza y realismo de éstas provocan en nosotros un sentimiento de empatía con este país del Lejano Oriente, a la par que una sensación de seguridad por encontrarnos tan lejos del desastre y en una tierra, Canarias, que no se ensaña con nosotros de forma tan brutal.
Sin embargo, cuatro días después, las noticias que recibimos, los ecos que retumban en nuestros oídos, nada tiene que ver con el auxilio de las víctimas. Una vez más son los mercados los que marcan la actualidad. Que el índice Nikei ha cerrado con nueve puntos negativos; que las factorías de Toyota, Nissan y Sony han cerrado de forma temporal, que el Banco Central de japón ha tenido que "inyectar" 100.000 millones de dólares para evitar un crack económico a la de por si débil economía japonesa. Estas son las noticias de actualidad, las que importan al resto del mundo globalizado.
Ante los desbarajustes económicos, las distancias sociales, cada vez más elocuentes y mayores entre países del primer mundo y el resto, ante un modelo que idolatra los mercados, me pregunto si este caos de la sociedad actual no viene dado por una ruptura definitiva del Humanismo.
Hemos despreciado el valor, la dignidad del ser humano, la preocupación primaria por la vida y la posición del ser humano en el mundo ha pasado a un segundo plano.
Hemos olvidado que todos estamos interrelacionados y somos responsables unos de otros.
"Cuando se ha perdido el sentido de lo importante, de la vida, y se entiende que no hay nada que perder, muchos se hacen personas-bomba que caminan y se arrojan en el terror como expresión de su protesta.
Para quienes apostamos por otro orden global alternativo, sostenido por una conciencia planetaria, se vislumbra la luz generadora de un nuevo amane cer, más humano, más justo y armonioso con la riqueza de convertir el tiempo en un espacio que definimos con nuestra presencia. de ahí que la ética mundial exija una nueva mentalidad, una conciencia que nos haga recuperar el sentido de las cosas, de las personas y de nosotros mismos. la llamaremos armonía, justicia y solidaridad." (José Carlos García Fajardo. Profesor Emérito de la Universidad Complutense de Madrid)

Y desde el Club de Balonmano U.D. Vecindario ¿qué podemos hacer?.
Desde nuestra posición se podría decir que nada podemos hacer, sin embargo son muchas las acciones que podemos realizar para cambiar el orden de las cosas. Seamos mejores hijos y así mejoraremos la vida de nuestros padres. Seamos mejores hermanos y evitaremos otra historia como la de Caín y Abel. Seamos mejores alumnos y veremos como nuestros profesores y educadores se involucran más en nuestra formación. Seamos mejores vecinos y observaremos como nuestra comunidad mejora y aumenta su bienestar. Seamos mejores personas y nuestro "pequeño mundo" irá cambiando y veremos que la esperanza recorrerá, como un tsunami, nuestra familia, nuestra comunidad, nuestro Club, nuestro barrio, nuestro municipio, nuestro país, nuestro mundo.

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